Planificando Con “Perspectiva De Transformación”
Planificar con “perspectiva de transformación” significa cambiar nuestro repertorio habitual. Por empezar no corresponde que fijemos un plazo o un “horizonte de planificación” estricto. Tampoco debemos tener metas estrictas, con responsables pre-establecidos…
Esto significa, para nuestra mentalidad occidental, un “plan sin plan”… en un primer momento nos cuesta asimilar la idea.
Sin embargo este concepto no difiere mucho del modo como algunos empresarios exitosos explican su éxito: “he trabajado toda mi vida en esto”, “siempre tratando de estar atento a todas las cuestiones que impactan mi negocio”, “siempre enfocado, sin distracciones”, “sabiendo que hay tiempos mejores y peores, aprovechar los primeros y estar preparados cuando vienen los otros”, “buscando siempre todas las formas posibles de ayudar a que los resultados se den”, “no me fijo plazos estrictos… pero no me gusta perder el tiempo, ni demorar las decisiones… una cosa distinta es apurar las decisiones… a veces hay que dejarlas madurar”.
¿Y entonces?, ¿Es que existe “algo” que podamos hacer, desde este perspectiva, para ayudarnos a cumplir con nuestra Estrategia?.
La respuesta es SI, DEFINITIVAMENTE, pero con un enfoque distinto. Tendremos que cambiar la “lógica de la finalidad”, según la cual aplicamos nuestros medios para conseguir los “fines” que nos fijamos, por la “lógica de la propensión”, en la que partimos de las condiciones que tenemos procurando consecuencias que nos favorezcan.
Es decir: aquel encadenamiento lógico de Objetivos – Metas – Tareas – Logística será sustituido por la búsqueda de “construir lo difícil partiendo de donde aún es fácil”, sin fijarnos objetivos grandiosos, sin hacer nada en especial pero “de suerte que nada deje de hacerse”. No tendremos, deliberadamente, un “modelo” para seguir. A lo sumo una secuencia de pasos que nos ayude a ordenar nuestra ideas.
Pero, ¿qué aporta trabajar con este enfoque?
Primero, acompañar y hacer emerger, en el equipo de estrategas, lo que intuitiva y naturalmente realizan en forma individual, cuando toman decisiones. Ayuda a hacer explícitos y compartir criterios.
Segundo, ayudar a tamizar, conceptualmente en equipo, los aspectos centrales de la estrategia.
De los pasos que propondremos a continuación quizás el más reconocible sea el primero y los demás nos resulten extraños. Continuemos hasta el final y después saquemos conclusiones. Y especialmente saquémoslas luego de un tiempo de haber “implementado” esta Estrategia de “Transformación”.
PASO UNO: identifiquemos bien nuestra Estrategia en general. Si tenemos una Visión, Imagen-Guía, Misión, etc. ya redactadas, repasémoslas. Nos aseguremos de que entendemos bien lo que allí decimos, profundicemos sobre su significado, sobre las implicancias que tendrá llevar adelante esta Estrategia.
PASO DOS: listemos esas implicancias, ¿qué esfuerzos deberemos hacer?, ¿qué riesgos correremos?, ¿de qué alternativas disponemos?, ¿qué recursos tendríamos que disponer para el logro de nuestra Estrategia?, ¿disponemos de tales recursos, caso contrario, cómo los obtendremos?.
PASO 3: reconsideremos nuestras circunstancias actuales ¿son propicias para nuestra Estrategia?, ¿qué tendencia presentan?, ¿cuáles son las más críticas?, ¿podemos influenciarlas?, ¿cómo, a qué costo, haciendo qué?, ¿cuál es el ritmo que podemos imprimir a nuestra Estrategia en estas circunstancias, podremos acelerar / deberemos aminorar nuestra marcha en un futuro próximo?.
PASO 4: ahora, de todos los elementos que hemos considerado, seleccionemos cuáles son los “Elementos Desfavorables” y cuáles los “Factores Facilitadores”. Tratemos de establecer cuáles son las conexiones existentes entre unos y otros.
PASO 5: en este momento nos concentraremos en identificar cómo podemos debilitar a los “Elementos Desfavorables” y hacerlo del modo más discreto posible. Es que una característica de la Estrategia de Transformación es, precisamente, la de obrar de una manera silenciosa, discreta, casi subterránea. De esta forma hay menos riesgo de que los competidores se alerten sobre nuestras intenciones.
Puesto que reconocemos una fuerte influencia de la filosofía y la cultura china, en este enfoque de la Estrategia, nos parece adecuado mencionar aquí al Tao Te King (escrito en el siglo VI A. C. por Lao Tse, el “Viejo Maestro”). En su capítulo 63 dice:
“(…)Acomete la dificultad por
su lado más fácil.
Ejecuta lo grande comenzando
por lo más pequeño.
Las cosas más difíciles se hacen siempre abordándolas en lo que es más fácil,
y las cosas grandes en lo que es más pequeño.
Por eso el sabio nunca realiza cosas grandes, y así es como puede llevar a cabo grandes cosas.
El que promete a la ligera,
no cumple con su promesa.
El que todo lo encuentra fácil,
hallará la vida difícil.
Por eso, el sabio en todo considera
la dificultad, y en nada la halla.”
Parece una contradicción ¿cómo no halla, en nada, la dificultad?… quizás por que la consideró de antemano y fue tomando todos los recaudos y las acciones necesarias para evitarla, para no encontrarse con la dificultad. Quizás cuando el Tao dice “Sabio” se refiere, en alguna medida, a lo que hoy llamamos “Estratega”: el General que anticipa la batalla, la resuelve primero en su cabeza y, luego, la gana con facilidad.
PASO 6: ahora debemos establecer cómo podemos fortalecer nuestros “Factores Facilitadores” pero: siguiendo la línea arriba esbozada, de hacerlo con la mayor cautela, discreción y de la manera más fácil que sea posible. O sea “surfeándolos”, navegándolos en el sentido en que van sucediendo… y viendo cómo los podemos aprovechar a nuestro favor, siendo “estratégicamente oportunistas”
PASO 7: este es el momento en que, para redondear nuestro plan, debemos mirar el conjunto de factores y elementos, discernir si están correctamente “articulados” en nuestra
Estrategia y también proyectar cómo reaccionaríamos frente a cambios más o menos bruscos que pudieran suceder. Esto es como seguir aquella conocida recomendación del Maestro Roberto De Vicenzo: “cuanto más practico, más suerte tengo jugando al golf”. Tenemos que practicar mucho con nuestras ideas respecto a nuestra Estrategia.
Así apuntamos a integrar, en las mentes del equipo de Estrategas, de la manera más rica posible, toda la variedad de combinaciones entre factores y elementos, que ya hay y que pueden existir. Es importante permitirnos “divagar” un poco, posibilitando conexiones impensables en la vorágine de las tareas diarias. Es alentar a que se nos aparezcan las opciones “distintas”, “fuera de lo común”, “alocadas”… por que en alguna de ellas puede esconderse un probabilidad magnífica. Tal como señaló Benjamin Disraeli: “el azar favorece a la mente que está preparada”… entonces ¡preparémonos”.
FINALMENTE: cabe consignar en un cuerpo de “Conclusiones” las cuestiones principales que consideremos valiosas para recordar, mientras vamos implementando nuestra Estrategia. No conviene que definamos un “molde” demasiado rígido. Cada equipo de Estrategas encontrará la forma más conveniente, más práctica, más adecuada a su manera de proceder. Se trata de “COMPRENDER LA SITUACIÓN”, evaluarla sopesando todos los matices y ver cómo podemos sacar el mejor partido de ella. Cómo podemos, silenciosamente, “transformarla”. Y, sin contar explícitamente con Metas, fechas, Responsables, asignación presupuestaria específica, etc., obrar “de suerte que nada deje de hacerse”.
Sólo nos permitimos recomendar que las pongamos por escrito y, con cierta regularidad, nos reunamos a reconsiderar y actualizar esas conclusiones, mientras continuamos enfocados en nuestra Estrategia… o la modificamos si las circunstancias así lo aconsejan.
Con el paso del tiempo entenderemos, cada vez mejor, qué quiso significar Sun Tzu cuando dijo que: “El Gran General consigue victorias fáciles”.
(*) © Bossa, Juan Isidoro y Strombolo, Olga Lucía