Empresa Familiar

Empresa Familiar

EVOLUCIÓN DE LA EMPRESA EN GENERAL:
Las empresas, como cualquier organismo, crecen y pueden madurar… o no, según cómo sea su evolución.
Si una empresa crece, sus principales números aumentan: facturación, producción, cantidad de empleados, monto del activo, cantidad de sucursales, etc.
Si una empresa madura, sus principales responsables deciden de modo más racional, fijan prioridades con más claridad y asignan su tiempo a aquellas cuestiones en las que no son fácilmente reemplazables.
El crecimiento y la madurez de la empresa no siempre van de la mano. A veces, igual que un adolescente, la empresa es “larguirucha”, porque ha crecido pero todavía no ha madurado en consonancia.

LA EMPRESA FAMILIAR Y SUS “DOS LÓGICAS”:
La empresa es familiar cuando sus propietarios son integrantes de una familia.
En las empresas frecuentemente coexisten dos lógicas: la de “los negocios” y la de “los afectos”.
La “lógica de los negocios” procura maximizar la rentabilidad del patrimonio neto.
La “lógica de los afectos” procura maximizar el bienestar emocional del (o los) decisor/es y sus seres queridos y tiene mayor predominio -por razones obvias- en la empresa familiar.
En una primera etapa de la evolución de la empresa familiar, ese mayor bienestar emocional es un incentivo fundamental para los integrantes de la organización, y genera una mística y una adhesión que facilitan una mayor productividad, un mayor compromiso y, finalmente, más competitividad.
Ambas lógicas son sintetizadas de manera personal por el patriarca empresario.

EVOLUCIÓN DE LA EMPRESA FAMILIAR:
Pero cuando la empresa crece, llega un momento en que es imposible que el patriarca esté en todas las decisiones… o conozca personalmente a cada integrante. A partir de aquí la “lógica de los afectos” puede jugar “en contra” porque se aplica a quienes no se conoce, o quien la aplica (sustituto del patriarca) no es tan ducho en la materia.
A partir de este punto la empresa familiar puede “paralizarse” en su maduración y esto, más tarde o más temprano, afectará también su crecimiento.
Es clave equilibrar ambas lógicas (negocios y afectos) sin depender exclusivamente del patriarca (por que él, debido al crecimiento, ya no puede o no podrá “estar en todas”).
Ese mejor equilibrio entre negocios y afectos es una ventaja competitiva de la empresa familiar frente a otra similar que no lo sea.
Cuando la empresa familiar crece, necesita instrumentos de gestión que aseguren decisiones lo más racionales, y lo más positivas emocionalmente, que sea posible.

CLAVES DE LA COMPETITIVIDAD:
Para asegurar su competitividad mientras sigue creciendo la empresa familiar tiene que:
– instrumentar sus decisiones respecto a las personas… sean o no familiares.
– planificar la transición generacional (e implementarla ordenadamente).

CÓMO LOGRAR LA EMPRESA FAMILIAR COMPETITIVA:
Entonces ha de reconvertirse, lo cual comienza con la reconversión del (o los) empresario/s.
El empresario familiar, generalmente, tiene un estilo de conducción que podríamos sintetizar como: “intuitivo – autoritario – paternalista”.
Su reconversión consiste en:
– Añadir más capacidad de comunicación a su intuición.
– Fortalecer su autoridad posibilitando la participación pertinente, responsable y creciente en la organización, de manera gradual (así ya puede despojarse del autoritarismo sin problemas).
– Sustituir el paternalismo por una “sensibilidad” respecto a las situaciones personales, pero en un plano “de adulto a adulto”, para evitar el “infantilismo” de empleados y grupos, que se traduce en menor competitividad
Una vez que se han comenzado a entender estas cuestiones, la empresa puede continuar su reconversión en base a los siguientes pasos de esta “espiral” que mostramos a continuación.

© Copyright 1997, Bossa, Juan Isidoro y Strombolo, Olga Lucía

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